Muchas mujeres miran con envidia las provocativas fotos de las actrices de moda pensando que, decididamente, no podrán hacer frente a una competencia semejante. Sin embargo, la belleza exterior puede ser fría y sin encanto, y la mujer capaz de crear una relación duradera y profunda puede tener secretos más sutiles que la simple belleza física. Podemos contar a nuestras amigas íntimas fulgurantes recuerdos de amantes incomparables, pero ¿acaso el hombre no tiene, también él, sus propias confidencias que hacer sobre las «sublimes mujeres» que han pasado por su vida? Sería un error pensar que el hombre debe asumir él solo la parte activa del acto sexual y que nosotras no somos ya capaces de ejercer un arte ancestral de la mujer. En efecto, la felicidad de la pareja raramente es un regalo de los dioses o un cuento de hadas. La armonía debe crearse por voluntad de ambos en la búsqueda de una feliz compenetración, tanto en el plano intelectual como en el plano afectivo y sexual. Ahora bien, la armonía sexual no es la más difícil de crear, y a partir de ella se pueden desarrollar muchas otras intimidades que conformarán una pareja feliz y radiante. La compenetración sexual exige atención y mucho respeto hacia tu compañero; básicamente, reclama de ti que seas activa. Si es verdad que los buenos guisos conservan al marido en casa, no es menos cierto que en la cama se le conserva mediante otras habilidades. En el amor, el placer de uno no se acrecienta sin que se aumente el placer del otro. El arte de amar es un descubrimiento recíproco, hecho de plena confianza, que contribuirá a la creación de la felicidad en la pareja. En lo que sigue abriremos un tema muy amplio y no pretendemos tratarlo de manera exhaustiva, sólo te ofrecemos unas posibilidades de tantas, dejándote que abandonada a tu fantasía, escojas tal o cual perfume de nuestro cofrecillo de sabores.